El
Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania
y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria
contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad
a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la
tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La
libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo
revolucionario es incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de
sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo que se presenta de
manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro
de una misma nación se manifiestan distintas tendencias proyectándose también
en todas las artes.
Se
desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a
Alemania hasta llegar a otros países.
Saturno devorando a
un hijo, una de las Pinturas negras de Goya,
realizada durante el Trienio Liberal (1820–1823), y que, a bajo una capa
mitológica, alude a la famosa frase de Vergniaud poco antes de ser
guillotinado: «La Revolución devora a sus propios hijos».